martes, 8 de septiembre de 2020

Crónicas del vinilo chileno VII por Roberto Hofer: Constructores de un sonido propio con “verbo magallánico”

[Tiempo de lectura 7  a 10 min. aproximadamente]

En nuestra entrega anterior, desmenuzando las grabaciones en vinilo de talentos regionales, reconocimos al Festival Folclórico en la Patagonia como fenómeno tributario para la construcción de un cancionero propio de Magallanes, y qué mejor que a partir de una expresión artística hermanada. No podía ser de otra manera, pues talento local asomaba hace bastante rato y faltaba proyectarlo.

¿Nombres? Un cuarto de siglo antes del primer certamen, ya descollaban en audiciones de la radiotelefonía local las voces blancas de los hermanos Isabel, Ciro y Orlando Olavarría, quienes en su madurez serían grandes valores de la canción regional. Entre sus muchas incursiones artísticas, el último de ellos dirigiría un histórico conjunto, los Rocamalú, que integraron Pedro Cuevas, Pedro Ruiz, Luis Vargas, Dito Valle y los recordados Juan Maldonado y Manuel Bahamóndez (fallecido el pasado 8 de abril).

“Tonadas de Magallanes” fue el álbum que grabaron en 1977 para el sello Polydor, que contiene la clásica “Candombe para José” (Roberto Ternán), “Tonada de Magallanes” (Manuel Rojas-Orlando Olavarría) y “Mazamorra Austral” (de Ciro Olavarría).

Tronco común

Como hemos dicho, entre fines de los años ’60 e inicios de los ‘70 prendió aquí un movimiento “neofolclórico”, generoso a la hora de parir nombres: Los del Ocaso, Rocamalú, Patagonia 4, América Sur, Paralelo 53°, Mario Grandi, José Nahuelquín, Eduardo Yáñez y un sinnúmero de otras voces telúricas a la hora de remecer los sentidos.

Sin ir muy lejos, la historia de los Yamán prendió entre las murallas de la parroquia Cristo Obrero, donde en 1969 se iría gestando todo un movimiento musical, de la mano de Ciro y Orlando Olavarría, y a instancias del sacerdote Evaristo Passone. De aquel conglomerado nació en 1970 el grupo estudiantil Voces de Martinguerá, ganador de varios festivales, y que al final se desmembró generosamente en Rocamalú y los no menos activos Yamán.

Esta nueva encarnación la integraron Raúl Agüero, Rubén Aburto, Carlos Escobar y José Barría Bonacic, quienes grabarían un single en sus días de gloria para el sello SYM, en el estudio de los hermanos Zabaleta, con los temas “Hermanos del sur” (tercer lugar del Festival de Puerto Aysén de 1973) y “Mensaje en la Patagonia”. Según la leyenda, alrededor de 1976 los Yamán registraron incluso una matriz con ocho temas para un álbum con IRT Alba, sin embargo nunca se llegó a editar.
Al igual que muchos otros de su época, si estos cultores hubieran abrazado la música como forma de vida habrían escalado grandes espacios. Sin embargo, como jóvenes y pragmáticos privilegiaron el desarrollo profesional, haciendo de la música un viaje paralelo.

Orden, patria y música

De 1969 data otra insigne agrupación folclórica que reverdeció en Magallanes, procedente de las filas de Carabineros de Chile: Los Cruzados Verdes. El escritor Mario Moreno –aún sin canas- fue uno de sus firmes integrantes junto a Germán Fabio, Luis Fernandois, Gabriel Robles y Luis Vega.
Las fiestas del cuartel les dieron el impulso para dar vida a temas como la “Cueca del carabinero”, llegando a imprimirle un aire patagónico a su ingente repertorio. En 1977 grabaron el extended play “Punta Arenas, te amo”, editado por IRT para Carabineros de Chile, y que vendió 15 mil copias. Incluyó los temas: “Amigo indio patagón”, “Silencio”, “Quiero morir en la pampa” y “Una pregunta ingenia”. El grupo cedió los derechos del disco a la Fundación Niño y Patria.
Al año siguiente sacaron el single “Dos cuecas australes”, su último legado fonográfico, no sin antes realizar una gira desde Arica a Punta Arenas. Estos guardianes del orden llevarían su arsenal folclórico hasta la pantalla chica en “Sábados Gigantes” e incluso se lucieron en un encuentro internacional de policías en la Enoteca del Cerro San Cristóbal.
La movida folclórica setentera vio nacer a otros grandes exponentes, Los Ruiseñores, conjunto que integró con éxito el canto con el baile bajo la impronta de su director, Juan Vargas.

Entre sus hazañas, en 1981 grabaron el disco long play “Pta. Arenas-Embajadores del Folclore” con el sello EMI Odeón, de distribución propia, y llevaron su arte a grandes escenarios del país. Plenamente vigentes a lo largo de tres décadas, se alzaron con el preciado Ñandú en el Festival en la Patagonia cuatro años consecutivos, de 1991 a 1994.

“Canto a Magallanes”

De los rescoldos de Los del Ocaso, Miguel y Pepe Palma formarían en 1976 el Grupo Taller Alturas junto a Renato Mora (ex integrante de Los Rebeldes) y Eduardo Manzanares. Los aunaba una sensación de tristeza y derrota, a raíz de la deprimida escena artística tras el Golpe Militar de 1973. De ahí que tomaran su nombre del tema “Alturas” de Inti Illimani, que identificaba al programa “Escucha, Chile” de Radio Moscú.

Como pieza emblemática, en asociación con el poeta Fernando Ferrer dieron forma ese año a su primera obra conceptual: el “Canto a Magallanes”, que contó además con la colaboración de Rolando Arancibia y los hermanos Eduardo y Néstor Castro. También fue clave el apoyo de Enrique Sánchez, presidente del Festival en la Patagonia y dueño de una tienda de fotografía, que les permitió ir a grabarlo a Santiago, acompañados del Coro de la Universidad Católica de Chile (era muy caro llevar a un coro desde Punta Arenas).

La obra fue estrenada en el Teatro Municipal de Punta Arenas el 19 de noviembre de 1976, y también llevada al Municipal de Santiago el 22 de abril de 1977. Su versión en vinilo doble (1977, Sello Magallanes), con la poesía y música de la hoy épica “Oración por Magallanes”, hacen de esta pieza sonora un imperdible testimonio histórico-musical sobre las raíces de la región.

En 1981 grabaron otro vinilo conceptual, “El pionero”, a instancias de Ferrer, que tomó aspectos de la identidad local a medio abordar en su primera entrega. Su autoedición contó con el respaldo de partidos políticos en tiempos difíciles, sin algún empresario que se “manifestara”.

Como paréntesis, editaron el single “Zamba para olvidarte”/ “Mambo de Michaguay” (1977, Sello Magallanes). Este último era en realidad el famoso “Mambo de Machaguay”, tema del folclor peruano que ellos mismos le enseñaron a Los Jaivas en una de sus visitas a Punta Arenas un año antes. A éstos les habría gustado tanto que de ahí lo grabaron en Argentina.
Algo parecido señala Miguel Palma respecto a cuando vino Illapu el 77 ó 78, e hicieron una gira con ellos, “y les mostramos un tema mexicano recopilado de un LP viejo de mariachis, que íbamos a sacar, que era ‘El cascabel’. Ellos nos dijeron ‘pásenlo que lo queremos sacar, y ése y el ‘Candombe para José’ fueron los caballitos de batalla que tuvieron en esa época”.

Roberto Hofer Oyaneder


























CRUZADOS VERDES “Punta Arenas, te amo”
(EP).

























TALLER ALTURAS “Canto a Magallanes” (1977, Sello Magallanes).


























ROCAMALU “Tonadas de Magallanes” (1977, Polydor)




























LOS RUISEÑORES “Pta. Arenas-Embajadores del Folclore”, de 1981.

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