domingo, 8 de agosto de 2021

Postales doradas del rock en Magallanes: Aquellas vertientes que alimentaron nuestra cultura roquera

-Desde los años ’70, la música rock ha ingresado a nuestras vidas y ha cobrado fuerza a través de instancias diversas, como revistas juveniles, emisiones radiales y televisivas hasta llegar a las plataformas digitales.

Roberto Hofer Oyaneder


Nunca fue fácil documentarse sobre rock a nivel regional, y menos en la era “analógica” o en pleno “apagón cultural” de los ’70, cuando Internet era tan inconcebible como un sueño de ciencia ficción.
En este afán por acceder a publicaciones sobre música popular, desde 1965 y al promediar la década siguiente la juventud se nutría con la revista Ritmo, de editorial Lord Cochrane. De clara línea comercial, ésta adolecía de un espíritu crítico, analítico o interpretativo de las distintas tendencias musicales y de sus protagonistas, así como de su impronta e ideales roqueros. Más bien se centraría en caprichos de los ídolos y en los vaivenes de la moda. Nada muy diferente sería el legado de El Musiquero, que la misma editora capitalina publicó entre 1964 y 1976.
Otras publicaciones buscarían de manera efímera ocupar este nicho como Super Musicales, editada en los talleres de La Nación, y “19”, de mejor impresión, a todo color y con vistosos posters. Ambas mantenían parte del estilo legado por Ritmo, con alguna que otra letra de canción o contenido ligado al rock. Sin embargo, la primera de ellas nunca mejoró su pobre presentación, durando hasta no más de 1983, y a la segunda ni siquiera le dio para llegar al cambio de década.
Por aquellos años serían muy apreciados a nivel local los ejemplares de Pelo o El Expreso Imaginario, revistas argentinas especializadas en grandes bandas y exponentes internacionales o trasandinos, con sesudas crónicas y análisis del contexto cultural del rock. Aunque escaso, este material solía circular de mano en mano por la región, gracias a algún afortunado que lograra cruzar el alambre.
La gran excepción, vinculada a la oposición al gobierno de Pinochet fue La Bicicleta, que desde 1978 se mantuvo más de una década rescatando una conciencia crítica y una cultura musical, con secciones dedicadas al rock y partituras con traducciones de letras de roqueros consagrados.

Otra aislada brisa de aire fresco la aportó la publicación española Popster, que apareció en los kioscos por el año 78. Cada fascículo, consistente en un póster desplegable que se podía leer como revista, se enfocaba en la biografía de un artista o grupo (Supertramp, Pink Floyd, Lou Reed, Bee Gees, etc.).
En la década ochentera se perfilarían otras propuestas editoriales “made in Chile” dirigidas a nichos cada vez más específicos como Super Rock, o más bien misceláneas como Rock & Pop. En los años 90, revistas como Bajo cuerdas darían finalmente el ancho.

Convivencia sagrada

Los espacios radiales fueron vitales para la juventud roquera de los años ’70. El interés por ensanchar su conocimiento musical llevó a que no pocos radioescuchas se aficionaran a sintonizar emisiones juveniles de emisoras argentinas, como Edgardo “Galo” Mancilla Campos, cuya imperdible cita nocturna con la música de vanguardia era el espacio “Generación Exigente”, que desde 1974 se transmitía en Río Gallegos, y el dominguero “Desde el comienzo” (1979-81), que amenizaba Sergio Garrós, puente perfecto entre la poesía y las buenas vibras del rock argentino e internacional.

Eran tiempos de amplitud modulada (AM), como el emblemático “Alto Voltaje”, pionera transmisión dominical de Radio Polar, que se consolida en 1976 en torno a los sonidos del rock progresivo y otras corrientes. Aquella vertiente fue una verdadera “catarsis” musical para muchos adolescentes, gracias a la presencia de Néstor Castro (baterista de los Encajes Blancos) en el estudio. Éste compartía allí su gusto por el rock y la música, pinchaba vinilos y en amena conversación presentaba rebuscados artistas para esos días: King Crimson, Jean-Luc Ponty, Frank Zappa, Mahavishnu Orchestra, Pappo’s Blues o Sui Generis,. Su cortina musical era “Alethea”, del guitarrista Robin Trower (ex Procol Harum).
En una onda parecida se mantuvo al aire “Mi música, mi tiempo” (1976-78), conducido por José “Checho” Aguilante, que en sus inicios iba los jueves a las 21 horas en Radio Polar. Cada emisión era interactiva gracias a coleccionistas de música invitados para compartir sus discos, como el conocido tecladista “Vitoco” Díaz, los melómanos José Frangópulos, Fernando Frank, Edmundo Rosinelli, Pedro Ángelo y Pedro Güichapany. Dicho espacio fue pionero en difundir a bandas vanguardistas inalcanzables en esa época como Soft Machine, y en emitir conciertos de rock -Cream, Genesis, Jethro Tull, Grand Funk Railroad o la vieja guardia del rock argentino-.

Pedro Ángelo Herrera, libretista por mucho tiempo del espacio, nutría los guiones con referencias de artistas y grupos extraídas de revistas como Pelo o Musiquero. A fines de 1978, éste tomó el programa y siguió con él hasta 1980. Tras años después, al alero de Radio Nacional, daría vida a “Dios salve al rock”.
Por su parte, Aguilante condujo de 1977 a 1979 “Alto Voltaje” en Radio Polar (los lunes o martes, de 10 a 12 horas). Tan entusiasta y nutrida era su audiencia y tal la novedad, que durante la emisión se sacaba un parlante afuera de la emisora y él salía a locutear al balcón. “Decenas de niños y jóvenes seguidores se aglomeraban en el frontis a escuchar, mientras otros copaban la escalera de acceso y los más tempraneros hacían nata en el pequeño auditorio”, recuerda.
En 1979, Aguilante se mudó a radio Presidente Ibáñez, dando vida al programa estudiantil “Círculo joven”, de lunes a viernes, entre las 16 y las 18,30 horas. Éste era amenizado con ídolos de vanguardia como Led Zeppelin, Toto y Journey, entre otros. Su exitoso formato seguiría en los años posteriores bajo el nombre de “Contraseña”, hasta 1992.
Entre las perdidas emisiones de los años ’90 tampoco podemos olvidar el sello roquero de la extinta radio Camelot FM.

Conexiones televisivas

Ya en la segunda mitad de los años ’70, el indiscutido cetro que por décadas ostentó la radio como plataforma de difusión musical se vería fuertemente disputado por la penetración televisiva. Claro que, más allá del fenómeno que marcó el “Magnetoscopio Musical” (Televisión Nacional) con sus videoclips, a nivel local, la pantalla chica poco o nada infló nuestras manifestaciones roqueras en boga antes del retorno de la democracia.
No obstante, Eduardo Castro (Q.E.P.D.), guitarrista de LOS ENCAJES BLANCOS, recuerda un paso fugaz por la pantalla chica, cuando el canal estatal los invitó a grabar. Este les sirvió para plasmar en un video lo que ellos hacían, que era la música bailable que se tocaba en esa década: “La primera presentación televisiva de Los Encajes fue con ‘Eloise’, tema (de Barry Ryan, también versionado por Buddy Richard) con muchos tonos y cortes, y la hicimos una versión instrumental”. Como anécdota aparte, de aquella sesión recuerda haberse visto con una cámara encima, y “de repente miro en el vidrio y era un camarógrafo joven al cual después conocí y que años después lo mataron en la guerra en Medio Oriente, trabajaba con Gazi Jalil”.

Con el tiempo, la Red Austral se pondría a tono con el –aunque ya en declive- fenómeno del “rock latino”; al dar vitrina al grupo La Fuga, siendo entrevistados para todo Chile en el espacio juvenil de Jorge Aedo. Serían además grabados en vivo en sus postrimerías, en 1992, en una presentación “a tablero vuelto” ofrecida en el pub Olympus, y que en extractos emitió Televisión Nacional.
Una especie de “golondrina de invierno” en materia de cultura roquera se daría en 2004, a través de “Órbita Rock”, singular espacio vespertino de la estación regional ITV Patagonia, no dirigido a la masa, cuya finalidad fue ampliar el espectro musical a nivel local. Cada emisión sabatina mostraba una selección roquera onda “thrash metal”, y los domingos hacía un sobrevuelo al rock clásico y de vanguardia, con un granado arsenal de video clips (muchos inéditos en la televisión chilena).
En los créditos del programa figuraron: Patricio Briceño, director; Danilo Brskovic, camarógrafo y productor; y Basilio González, como conductor y VJ, quien era además rostro inconfundible al frente de la disquería Luna Negra, que funcionó alrededor de una década en galería Gran Palace.
Un gran “golpe” periodístico de este programa hecho a pulso fue una entrevista, en una de sus primeras emisiones, nada menos que con el sonidista del grupo Marillion -según recuerdo-, de paso por Punta Arenas. Esta alternativa emisión marcaría un antes y un después en términos de difundir la cultura rock en el plano local.

“Habemus” rock

ITV Patagonia puso en valor también el rock regional a través de un proyecto llamado “Rock Austral”, que en 2007 se centró en documentar la obra de bandas que sonaban entonces como ZOOM ABSTRACTION, FROZEN, CAPITAN AYER, HIELO NEGRO e INFERNAL DOOM. Fue gestado por Alejandro González, estudiante de Ingeniería en Sonido, con el apoyo de Juan Francisco González, Davor Mihovilovic y Daniel R. Gómez (DIOGENES, ZOOM ABSTRACTION), con un resultado más que auspicioso. Otra propuesta de ITV para difundir el género fue “Oveja Rock” (2012), conducido por el músico y productor Nicolás Fischer.








Con los años, Umag TV se abriría como un espacio para la difusión de artistas emergentes locales, como lo fue la grabación de una serie de registros audiovisuales, enmarcados en el proyecto denominado “Sonido Austral” (2014).




Desde 2016, darían cabida al proyecto cultural Sonidos de Patio, del docente Alan Salazar, para registrar a cultores regionales en formato acústico en espacios urbanos. Asimismo, en 2012 destacaría el proyecto “Música y Territorio” de Agrupación Factoría Parlante (surgida como fusión entre Productora Mascota Audiovisual, Home Estudio Placer Digital y Opsia Visual), que daría a luz potentes producciones audiovisuales con historias de músicos en distintas locaciones regionales.

A ello debemos sumar desde 2016 el aporte de la revista y plataforma Patagonia Rock, proyecto impulsado por el periodista Diego García junto al músico y diseñador gráfico Ariel Torres, quienes además de levantar un medio de comunicación especializado han dinamizado una serie de iniciativas roqueras autogestionadas como el Festival Somos del Sur.
Y si de cultura sonora se trata, radio Presidente Ibáñez ha difundido por años lo mejor del rock, blues y jazz en el espacio “El último Tren a Casa”, producido por Aczión Kultural y conducido por Pedro Güichapany Miranda, que se alza como el señero y longevo aporte en estas lides.

https://www.radiopresidenteibanez.cl/web/

(PUBLICADO EN DIARIO "EL MAGALLANES", 08-AGOSTO-2021)

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